Aluria fue una buena ciudad, un centro de arte y cultura, pero ahora se ha convertido en un lugar donde el placer lo domina todo. Los habitantes viven para satisfacer sus deseos más oscuros y salvajes, olvidándose de cualquier límite moral o legal. Las calles están llenas de locales dedicados a la seducción, y los negocios se centran en ofrecer todo tipo de placer. En Aluria, la noche nunca termina, es una ciudad que parece estar siempre al borde del colapso, pero sus habitantes no conocen otra forma de vivir.

Estética

Los edificios de Aluria están en ruinas, desgastados por los años, llenos de luces llamativas que iluminan las calles. Todo está envuelto en una nube de humo denso y aromático que se cuela por cada rincón. Constantemente hay música, risas, y gritos de placer en cada esquina.